A las evangelizadoras que comunican un mensaje de salvación integral, que portan la buena nueva de salud espiritual, física, mental y social.
A las sacerdotisas que administran pobreza en los altares de la comunidad, en busca de un nuevo horizonte de desarrollo humano.
A las profetizas que denuncian injusticias y pregonan mensajes de esperanza.
A las economas que buscan salidas a las crisis globales de nuestra casa común; crisis financiera, económica, crediticia, energética, ambiental y ética.
A las proceras que redactaron las cartas de independencia los pueblos de América Latina, pero que los anaqueles de la historia no las reportan.
A las que educan y sanan; maestras, doctoras, enfermeras.
A las pequeñas y medianas productoras que garantizan el pan, la tortilla y el gallo pinto nuestro de cada día, en búsqueda de soberanía y seguridad alimentaria.
A las haceedoras de milagros que con pocas migajas hacen la multiplicación de los panes y los peces; resolviendo día a día todos los asuntos de las familias.
A las lexicografas, filólogas y artistas que reinventan el lenguaje y los sueños con poesías, cantos, cuentos y danzas liberadoras.
A las gestoras de Feminotopias, en donde somos iguales y diferentes; iguales en derechos, diferentes en opciones.
A las administradoras de justicia, que buscan como erradicar la impunidad.
A las legisladoras que redactan leyes que apuntan a brindar calidad de vida a la cuidadanía.
A las gobernadoras nacionales, regionales y muncipales, a las funcionarias del Estado que son servidoras publicas que responden a una ética de respuestas a los problemas de la gente.
A las comerciantas, profesionales, trabajadoras del campo y la ciudad, empresarias que generan ingresos contabilizados y no contabilizados en el PIB (Producto Interno Bruto valor de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un determinado periodo de tiempo) en el PNB (Producto Nacional Bruto valor de bienes y servicios finales producidos por todos los agentes económicos nacionales, dentro o fuera del país, durante un periodo de tiempo), en las rentas nacionales; gracias a ellas sobrevivimos.
A las defensoras de derechos humanos que se funden en el corazón de las personas ultrajadas, buscando reivindicaciones, restituciones, justicia.
A todas ustedes felicidades
Publicado en La Verdad por Carlos Emilio López el 8 de marzo de 2009
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