* Falta una buena base de datos que oriente el trabajo y las decisiones oficiales |
Un estudio realizado por la Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia demostró que el 53 por ciento de la población económicamente activa del sector informal urbano eran niños y niñas.
Sin embargo esa cantidad se ha reducido, en la medida que el desempleo crece. Hay más adultos que se involucran en la actividad económica informal, principalmente en los semáforos, desplazando a los niños en la venta de caramelos, el agua o cualquier otro producto.
Esto repercute que los niños y niñas están siendo empujados a la mendicidad y a la explotación sexual que se consideraría el máximo riesgo.
Según Carlos Emilio López, Procurador para la Niñez y la Adolescencia, una de las mayores deficiencias en Nicaragua es que no existe una base de datos estadísticos para poder ubicar el problema en su verdadera dimensión, pero existen reportes y denuncias puntuales que dan una idea de lo que sucede.
COMERCIO SEXUAL EN LA POBLACION MIGRANTE
«Consideramos que el fenómeno del comercio sexual infantil o la explotación sexual contra los niños, niñas y adolescentes viene creciendo de manera vertiginosa dentro de Nicaragua, tanto en las zonas urbanas como rurales, pero también en la niñez de la población nicaragüense migrante en los otros países de América Central», expresó el Procurador.
La utilización de los infantes se da a cambio de una determinada cantidad de dinero con el fin que los o las pequeñas se desvistan, para tomarles fotografías, filmarlos o el sostenimiento de sexo entre ellos mismos o con adultos.
Así vemos cómo muchas adolescentes y niñas son llevadas a Guatemala y Costa Rica, entre otros, con promesas de una mejor vida, pero estando en el lugar la situación es diferente.
El Procurador señaló que los trabajos en los night clubs y bares son los más comunes, aunque también muchos menores son explotadas laboralmente realizando trabajos de servidumbre.
En Nicaragua son famosos algunos centros de masajes y centros nocturnos, inclusive también en ello se inscribe el turismo sexual.
«Hemos recibido reportes de organizaciones sociales que frecuentemente observan en los nuevos emporios turísticos, a extranjeros con menores de edad criollas entrando a sus cuartos, sin que haya una restricción de la administración», dijo el Lic. López.
Agrega que la Procuraduría también descubrió otros puntos donde se explota sexualmente de forma encubierta. Estos son los tramos o casetas de los mercados. Ahí los adultos inducen a las niñas a vender su cuerpo por 5 ó 10 córdobas, inclusive por un vaso de pegamento para inhalarlo.
Por otra parte es de considerar que toda la niñez que trabaja en la calle vendiendo tortillas o agua, está expuesta a ser abusada sexualmente por los mismos compradores y hasta sus propios compañeros del negocio en los semáforos ofertándoles dinero o simplemente forzándoles.
INTENTOS POR ERRADICAR EL PROBLEMA
Señaló que existe un fuerte movimiento de organismos tanto nacionales como internacionales para que se reduzcan los niveles del comercio sexual infantil.
En el caso de Nicaragua se realizará una mesa de trabajo en el que participan organizaciones de la sociedad civil como Tesis, Dos Generaciones y la Coordinadora de ONG para la Niñez, con una serie de reflexiones de carácter social, psicológica y jurídica para revertir la situación.
Su trabajo está dirigido a crear la propuesta de una política social para prevenir y sancionar con el fin de erradicar este problema. El Consejo Nacional de Atención a la Niñez, adscrito a la Presidencia de la República, también está haciendo este mismo esfuerzo.
A nivel internacional, en diciembre de este año en Japón se desarrollará una conferencia mundial para abordar el tema de la explotación Sexual. El objetivo será la definición programática para que desde los Estados y la participación de la sociedad puedan estructurar su estrategia.
NIÑEZ TRABAJADORA TIENE BAJO NIVEL ESCOLAR
En conjunto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia procesaron la base de datos de la Encuesta de Medición de Vida del 98, cuyos resultados mostraron que la población ocupada de 6 a 18 años es el equivalente a 302 mil 880 niños y niñas trabajadoras.
Los datos muestran que de esos niños que trabajan sólo 71 mil asisten a los centros de enseñanza. El estudio reveló que en la medida que los niños trabajan, tienen menor nivel de escolaridad. De los niños que trabajan y estudian necesitan un promedio de 10.3 años de escolaridad para terminar su primaria.
NO SEREMOS COMPETITIVOS
«Estos datos reflejan que en el futuro Nicaragua no será competitiva por no tener una fuerza de trabajo tecnificada, la cual no podrá enfrentar la globalización», consideró el Procurador López.
Hay varias instituciones que han trabajado sobre este tema, una de ellas es la Comisión Nacional de la Erradicación del Trabajo Infantil y el Programa Internacional de Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo.
Ellos han promovido la creación de una estrategia nacional y parte de ello será un conversatorio con diversas instancias como los representantes del Ministerio del trabajo, Educación, el COSEP y sindicalistas para discutir la relación trabajo infantil y educación.
FALTA DE CONCIENCIA Y POCOS RECURSOS PARA ENFRENTAR LA SITUACION
Los mayores problemas que enfrentan en la lucha contra estos problemas es la falta de conciencia nacional del problema del trabajo infantil, su dimensión, proporciones, causas y efectos que tiene esto.
Por otra parte las instituciones sociales determinadas a combatir el problema casi no tienen recursos económicos.
Igualmente el Procurador para la Niñez y la Adolescencia criticó a los ideólogos de las políticas económicas «quienes están más preocupados por los indicadores macroeconómicos y no incluyen líneas de acción para la erradicación del trabajo infantil».
A ello agrega que también falta coherencia de Estado. «Por una parte se elabora una estrategia social, pero no se asignan los recursos necesarios para llevar a cabo el proyecto».
Publicado en El Nuevo Diario por Rafael Lara el 8 de abril del 2001.
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