Todas las formas de violencia contra las mujeres atentan
contra todas las expresiones de la democracia.
La violencia sexual atenta
contra el ejercicio de los derechos individuales.
La violencia física
transgrede los derechos civiles.
La violencia laboral contra las mujeres
lesiona la democracia económica.
La violencia social impacta la vida y la
democracia participativa de las mujeres.
En Nicaragua se
construye un modelo que previene todas las formas de violencia contra las
mujeres fortaleciendo así la construcción de una democracia integral, plena
multidimensional, una democracia en equidad, en responsabilidades compartidas,
una democracia con rostro de mujer, una democracia que revaloriza, dignifica y
respeta a la mujer.
Carlos Emilio López Hurtado
24 de noviembre de 2015
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