La Constitución Política en sus últimas reformas (2014) ha incluido las concepciones ancestrales que todas las culturas milenarias tenían y tienen sobre la Madre Tierra. En el artículo 60, se le define como un “Hogar Común”. El hábitat en todas sus expresiones de vida no es concebido en la Carta Magna como una mercancía, ni como un bien material, sino como un hogar colectivo, la casa de todos y todas. Nos coloca a todos los seres humanos como hermanos y hermanas con la responsabilidad de coexistir armónicamente en un espacio que no pertenece a las individualidades, sino que la familia humana debe convivir respetuosamente con todos los ecosistemas.
El concepto de “Hogar Común” nos interpela a proteger el techo, el suelo, las paredes, y todos los seres humanos y seres vivos que cohabitan en la superficie total del globo: 510,065,284.702 km2. Aproximadamente 71% es de agua y 29%, de tierra. En el caso de Nicaragua, 130,000 km2 de tierra y los miles de kilómetros cuadrados de agua en el Pacífico y en el Caribe. Ese hogar está conformado por litósfera, hidrósfera, biósfera, atmósfera, suelo, subsuelo, depósitos de agua, aguas subterráneas, bosques, oxígeno, energía solar, otras fuentes de energía, todas las especies de animales, microorganismos, material orgánico, no orgánico; además las personas, familias y comunidades y sus relaciones sociales y culturales.
“La Tierra como viva y sujeta de dignidad”. El científico inglés James Lovelock al hablarnos de la Tierra se refiere a ella como la Gaia, la diosa griega de la Tierra. La define como un ser vivo, un sistema autorregulador que tiende al equilibrio, un todo coherente que mantiene y fomenta todas las formas de vida. Para el teólogo y filósofo brasileño Leonardo Boff, la Gaia tiene sentimientos, racionalidades y capacidades. Él considera que estamos en guerra contra la Madre Tierra y ella “es paciente y con una inmensa capacidad de aguante. Como ha hecho con otras especies en el pasado, ojalá no decida librarse de la nuestra en las próximas generaciones".
La omnicomprensión de la Tierra como un ser vivo está mejor explicado en la Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad, que ha sido asumido por el Estado de Nicaragua, incorporándola de manera íntegra en el texto de la Constitución Política; esta declaración anuncia que Tierra y humanidad son parte de un vasto universo en evolución, forman una única entidad compleja y sagrada.
Evo Morales, presidente de Bolivia, defensor de la Madre Tierra y eco de las voces de sus ancestros, ha promovido que todas las formas de producción respeten los pulmones, el corazón y la sangre de la Pachamama; logró en el año 2012, que en su país la Asamblea Legislativa Plurinacional aprobará la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, que tiene como objeto establecer la visión de un desarrollo que garantice la continuidad de la capacidad de regeneración de los componentes y sistemas de vida de la Madre Tierra, recuperando y fortaleciendo los saberes locales y conocimientos ancestrales, en el marco de la complementariedad de derechos, obligaciones y deberes; así como los objetivos del desarrollo integral como medio para lograr el vivir bien.
La Tierra, en tanto ser vivo y sujeta de dignidad, se convierte a luz de nuestra Constitución en sujeta de derechos, dando así un paso más en la evolución del reconocimiento de derechos, pues ahora no son sujetos de derechos únicamente los seres humanos, sino también los seres vivos, formando una unidad indisoluble personas-naturaleza.
(Parte II. Dedicado a Félix González Escriba, legislativo de la Madre Tierra).
Publicado en El Nuevo Diario el 20 de octubre del 2014.
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