Estamos frente a una posible guerra contra Siria, por medio de la presente expreso con toda mi alma, mi total rechazo a la misma, junto con las voces de millones de personas, religiosas, artistas, pacifistas, académicos, ciudadanas y ciudadanos sencillos de todos los continentes que en este momento lo están haciendo.
La guerra contra Siria es un atentado contra la humanidad, un acto de violencia planetario que podría producir una hecatombe de proporciones inimaginables, que afectaría la vida y la salud de millones de seres humanos.
Esta guerra loca, como muchas de las que se han impulsado contra países del Medio Oriente en los últimos años, afectará la economía de muchas naciones. Destruirá culturas milenarias, devastará infraestructura productiva, económica y social; incrementará los odios entre occidente y oriente, dejará millones de niños y niñas migrantes, sin patria, estimulará la violencia interguerra y posguerra contra las mujeres de esas tierras; aumentará la crisis energética, alimentaria y financiera internacional; provocará hambre y epidemias apocalípticas, destapará una desesperante escasez de agua, vivienda y alimentos; arreciará las tensiones inter-étnicas a escala global y pondrá en riesgo la convivencia pacífica en el globo.
Esta guerra impactará a los mismos Estados Unidos, ya que como dice el analista norteamericano Brandon Smith “El gobierno intentará convencer a los estadounidenses de canalizar su rabia hacia la del uno contra la del otro… El aparato de seguridad nacional orientará sus actividades completamente hacia el interior, centrándose exclusivamente en los “enemigos internos”… El totalitarismo será la norma… El nivel de colapso, sospecho, será total. El gobierno no va a desaparecer, sino que va a ser más firme en sus acciones. Algunas instituciones del país se mantendrán, mientras que otras se desharán... La economía de Estados Unidos va a ser absorbida por el FMI. Los derechos constitucionales serán completamente borrados en aras del restablecimiento del orden público, con la promesa de que la pérdida de nuestras libertades civiles sería “temporal”.
Hago oraciones junto con las de millones de cristianos en todo el mundo, para que se encuentre una salida a esta crisis por medio del diálogo, la diplomacia, el entendimiento pacífico, la razón, los derechos humanos, el Derecho Internacional y el mensaje de nuestro Señor Jesucristo príncipe de paz.
* Diputado FSLN.
Publicado en El Nuevo Diario el 10 de septiembre del 2013.
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